SINDROME DE MALABSORCION
Es un trastorno de la digestión causado por la dificultad para asimilar, absorber, digerir los nutrientes presentes en los alimentos a lo largo del tracto gastrointestinal. La mala absorción puede ser debida a diferentes tipos de enfermedades y puede implicar uno o múltiples nutrientes.
¿ Cómo se produce la enfermedad?
El síndrome de malabsorción puede producirse por causas que afecten directamente al intestino delgado o por causas que sin afectar al intestino, alteran el proceso normal de la digestión. Según los especialistas, entre las causas que afectan al intestino delgado se encuentran las lesiones en la mucosa intestinal (infecciones, patologías inflamatorias, enfermedades autoinmunes, intolerancias), las lesiones vasculares intestinales o la reducción de la superficie de absorción intestinal. Listado que debe completarse con las causas que no afectan de manera directa al intestino, como las patologías del hígado, páncreas, estómago, esófago o vías biliares, así como la carencia de uno varios enzimas digestivos, alteraciones del tiroides o diabetes. El uso de medicamentos –sobre todo en los tratamientos a largo plazo- y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas también pueden alterar la mucosa intestinal y bloquear la correcta absorción de uno o varios nutrientes.
Síntomas:
El síndrome de malabsorción puede se asintomático o pasar desapercibido en las fases iniciales del mismo.
En muchas ocasiones los primeros síntomas son los de la propia enfermedad o alteración causante del síndrome de malabsorción.
Las manifestaciones más frecuentes del síndrome de malabsorción son síntomas inespecíficos como diarrea, distensión abdominal, meteorismo, malnutrición, pérdida de peso, astenia.
En otras ocasiones, los síntomas varían en función del tipo de nutriente que no puede ser absorbido:
Malabsorción de hidratos de carbono: provoca diarrea crónica, meteorismo y distensión abdominal.
Malabsorción de grasas: provoca heces voluminosas y malolientes, déficit de absorción de vitaminas liposolubles como vitamina K (su déficit favorece el sangrado), vitamina A (su déficit produce alteraciones de las mucosas, dermatitis), vitamina D (su déficit provoca raquitismo, debilidad ósea) o vitamina E (su déficit produce alteraciones de las mucosas, alteraciones visuales)
Malabsorción de proteínas: provoca pérdida de peso, pérdida de masa muscular, ascitis, edemas, ruptura de membranas celulares y pérdida de sus funciones.
Malabsorción de vitamina B12: su déficit provoca anemia o alteraciones neurológicas.
El diagnóstico es fundamental para establecer el tratamiento adecuado y combatir los síntomas, evitando sobre todo los problemas de carencias de nutrientes. El trastorno de malabsorción suele darse con frecuencia en los diagnósticos de la celiaquía, la enfermedad de Crohn o la pancreatitis.
Diagnóstico:
El diagnóstico del síndrome de malabsorción es realizado por el médico general, el internista o el especialista en patología digestiva en la consulta del centro médico u hospital.
El diagnóstico se basa fundamentalmente en:
Exploración física adecuada del paciente
Sintomatología que presenta
Resultado de los estudios complementarios que se realicen entre los que destacan una analítica de sangre completa para demostrar déficits específicos, un análisis de las heces, un estudio nutricional y diferentes estudios complementarios dirigidos a descartar las posibles causas de malabsorción.
Tratamiento:
El tratamiento debe ir dirigido a tratar la causa que está provocando la malabsorción.
En algunas ocasiones es necesario un aporte extra en la dieta o bien en forma farmacológica de aquellos nutrientes que no son absorbidos para evitar las complicaciones asociadas a su déficit o la malnutrición.
Prevención:
Corregir aquellos factores evitables responsables de la malabsorción.
Realizar una dieta equilibrada, evitando el consumo de tóxicos, fármacos o antibióticos que puedan modificar la flora intestinal o provocar daño de la mucosa intestinal.
Realizar controles médicos habituales y seguir las indicaciones de su médico habitual en aquellos pacientes que presentes enfermedades del aparato digestivo.
Es un trastorno de la digestión causado por la dificultad para asimilar, absorber, digerir los nutrientes presentes en los alimentos a lo largo del tracto gastrointestinal. La mala absorción puede ser debida a diferentes tipos de enfermedades y puede implicar uno o múltiples nutrientes.
¿ Cómo se produce la enfermedad?
El síndrome de malabsorción puede producirse por causas que afecten directamente al intestino delgado o por causas que sin afectar al intestino, alteran el proceso normal de la digestión. Según los especialistas, entre las causas que afectan al intestino delgado se encuentran las lesiones en la mucosa intestinal (infecciones, patologías inflamatorias, enfermedades autoinmunes, intolerancias), las lesiones vasculares intestinales o la reducción de la superficie de absorción intestinal. Listado que debe completarse con las causas que no afectan de manera directa al intestino, como las patologías del hígado, páncreas, estómago, esófago o vías biliares, así como la carencia de uno varios enzimas digestivos, alteraciones del tiroides o diabetes. El uso de medicamentos –sobre todo en los tratamientos a largo plazo- y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas también pueden alterar la mucosa intestinal y bloquear la correcta absorción de uno o varios nutrientes.
Síntomas:
El síndrome de malabsorción puede se asintomático o pasar desapercibido en las fases iniciales del mismo.
En muchas ocasiones los primeros síntomas son los de la propia enfermedad o alteración causante del síndrome de malabsorción.
Las manifestaciones más frecuentes del síndrome de malabsorción son síntomas inespecíficos como diarrea, distensión abdominal, meteorismo, malnutrición, pérdida de peso, astenia.
En otras ocasiones, los síntomas varían en función del tipo de nutriente que no puede ser absorbido:
Malabsorción de hidratos de carbono: provoca diarrea crónica, meteorismo y distensión abdominal.
Malabsorción de grasas: provoca heces voluminosas y malolientes, déficit de absorción de vitaminas liposolubles como vitamina K (su déficit favorece el sangrado), vitamina A (su déficit produce alteraciones de las mucosas, dermatitis), vitamina D (su déficit provoca raquitismo, debilidad ósea) o vitamina E (su déficit produce alteraciones de las mucosas, alteraciones visuales)
Malabsorción de proteínas: provoca pérdida de peso, pérdida de masa muscular, ascitis, edemas, ruptura de membranas celulares y pérdida de sus funciones.
Malabsorción de vitamina B12: su déficit provoca anemia o alteraciones neurológicas.
El diagnóstico es fundamental para establecer el tratamiento adecuado y combatir los síntomas, evitando sobre todo los problemas de carencias de nutrientes. El trastorno de malabsorción suele darse con frecuencia en los diagnósticos de la celiaquía, la enfermedad de Crohn o la pancreatitis.
Diagnóstico:
El diagnóstico del síndrome de malabsorción es realizado por el médico general, el internista o el especialista en patología digestiva en la consulta del centro médico u hospital.
El diagnóstico se basa fundamentalmente en:
Exploración física adecuada del paciente
Sintomatología que presenta
Resultado de los estudios complementarios que se realicen entre los que destacan una analítica de sangre completa para demostrar déficits específicos, un análisis de las heces, un estudio nutricional y diferentes estudios complementarios dirigidos a descartar las posibles causas de malabsorción.
Tratamiento:
El tratamiento debe ir dirigido a tratar la causa que está provocando la malabsorción.
En algunas ocasiones es necesario un aporte extra en la dieta o bien en forma farmacológica de aquellos nutrientes que no son absorbidos para evitar las complicaciones asociadas a su déficit o la malnutrición.
Prevención:
Corregir aquellos factores evitables responsables de la malabsorción.
Realizar una dieta equilibrada, evitando el consumo de tóxicos, fármacos o antibióticos que puedan modificar la flora intestinal o provocar daño de la mucosa intestinal.
Realizar controles médicos habituales y seguir las indicaciones de su médico habitual en aquellos pacientes que presentes enfermedades del aparato digestivo.
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