COMUNIDADES TERAPEUTICAS

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Introducción

Las comunidades terapéuticas tienen como finalidad ayudar a las personas a resolver sus problemas y facilitarles el camino para acceder a una plena ciudadanía (Comas Arnau, D., 2010).

Las primeras comunidades terapéuticas nacen tras las Segunda Guerra Mundial con la finalidad de tratar en ellas a personas con trastorno de estrés postraumático y, desde entonces, han ido evolucionando en su forma y finalidad hasta que, a día de hoy, se plantean como una opción de tratamiento eficaz para personas con adicción, pero que se extiende también a otros ámbitos.

Aunque en la actualidad la información sobre qué son y cuál es la función de las comunidades terapéuticas es más bien desconocida a nivel social, lo cierto es que su labor ofrece resultados muy positivos y dignos de tener en cuenta a la hora de abordar el tratamiento de ciertos problemas.

Características de una comunidad terapéutica

Como características fundamentales de estos sistemas de tratamiento encontramos lo siguiente:

• Es un centro residencial en el que se pasa el día, o la mayor parte de este, y donde siempre se pasa la noche.

• Los residentes (pacientes) conviven entre ellos y también con los terapeutas y demás profesionales que les atienden.

• La permanencia en el centro tiene un tiempo determinado, que se fija en base a unos criterios concretos, antes del ingreso en el mismo.

• Cada comunidad terapéutica está orientada a un determinado sector social con un perfil concreto, de modo que sólo las personas con dicho perfil podrán ingresar en el centro (por ejemplo, una comunidad terapeuta orientada a madres adolescentes no será eficaz para el tratamiento de drogodependientes).

• El ingreso es voluntario.

• Los equipos de profesionales que trabajan en estas comunidades deben estar formados por personas pertenecientes a distintas ramas (psicólogos, trabajadores sociales, profesores, etc.) en función del sector social y la problemática a la que esté orientada cada comunidad.

• Tratan de reproducir la vida cotidiana real que la persona llevaría estando fuera del centro, de modo que cada residente tendrá una serie de responsabilidades y roles que deberá desarrollar, con vistas a lograr la mejor inserción social posible cuando abandone la comunidad terapéutica.

• Los residentes no son sujetos pasivos que simplemente reciben un tratamiento, sino que ellos mismo toman parte y se implican de forma activa en su recuperación.

No deben confundirse estas comunidades con hospitales psiquiátricos o cualquier otro centro de salud, ya que el carácter de las mismas es sanitario, psicosocial y educativo simultáneamente, es decir, ofrece un abordaje integral de la persona y distintas áreas.

Las comunidades terapéuticas orientadas al tratamiento de drogodependencia son las más extendidas a día de hoy, y son las que han proporcionado las bases de otras comunidades orientadas a problemas diferentes al de la adicción. En dichas comunidades conviven, principalmente, politoxicómanos, pero también es habitual encontrar a personas con patología dual (es decir, que tienen adicción a sustancias y a la vez algún trastorno psiquiátrico).

Otras comunidades terapéuticas existentes (aunque en España su presencia es escasa) son las destinadas a personas maltratadas, la reinserción de menores o al tratamiento de problemas mentales, entre otras